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ARTE
Grandes Pintores
Fernando Botero
Fernando Botero Angulo es un pintor, escultor y dibujante colombiano nacido el 19 de abril de 1932 en Medellín (Antioquia). Considerado el artista vivo originario de Latinoamérica más cotizado actualmente en el mundo. Icono universal del arte, su extensa obra es reconocida por niños y adultos de todas partes por igual.
De pequeño fue inscrito en un liceo de toreros de la ciudad de Medellín (noroeste de Colombia) a petición de un tío, quien no se imaginaba que su verdadera vocación era la pintura; Tuvo un percance con los toros lo que hizo que él los dejara. Es de notar que, en este período hizo su primera obra, una acuarela de un torero. Una vez que su familia comprendió su vocación, Botero realizó su primera exposición en su ciudad natal (Medellín) en 1948.
Ese mismo año, Botero se trasladó a Bogotá para la inauguración de la Exposición de artistas Antioqueños en donde presentó dos de sus acuarelas. De regreso a Medellín, realizó ilustraciones para uno de los periódicos locales (El Colombiano), lo que le acarreó la expulsión del plantel en el que estudiaba, ya que sus dibujos eran considerados como obscenos.
Viajó entonces Botero a Europa, donde residió por espacio de cuatro años, principalmente en Madrid, Barcelona, París y Florencia. Aunque ingresó en las academias mencionadas, siguió formándose a base de leer, visitar museos y, sobre todo, pintar, como él mismo diría. Luego viajó a México, Nueva York y Washington en un período de febril creación y escasos recursos económicos, acompañado de su esposa Gloria Zea. De nuevo en Colombia, Botero compartió el segundo premio y medalla de plata en el X Salón de Artistas Colombianos, con Jorge Elías Triana y Alejandro Obregón. Su óleo Contrapunto fue alabado por los críticos unánimemente, por su alegría contagiosa.
La camera degli sposi obtuvo el primer premio en el XI Salón Nacional celebrado en septiembre de 1958. En esta obra Botero logró deshacerse de una lejana influencia del muralismo mexicano y dirigirse, sin titubeos y por medio de su admiración a los artistas del Renacimiento italiano, hacia la consolidación de lo que alguien llamó el "boteroformismo".
El pintor había manifestado desde hacía cuatro años su admiración por el sereno monumentalismo de Paolo Ucello y por lo que Marta Traba llamó "un Renacimiento de piedra, por la concepción-bloque de las formas", que también manejó Piero de la Francesca; en el Homenaje a Mantegna, la exacerbación de los volúmenes y la concreción o formas geométricas básicas (que Walter Engel relacionó con las esculturas precolombinas de San Agustín) lograron el nacimiento de una pintura "profundamente original, tan antibarroca como anticlásica, tan antiexpresionista como antiabstracta", en palabras de Traba. De todas maneras, el premio en el XI Salón fue consagratorio.
Entre 1961 y 1973 fijó su residencia en Nueva York. Luego viviría en París, alternando su residencia en la capital francesa con largas estancias en Pietrasanta o su finca en el pueblo cundinamarqués de Tabio. Hacia 1964, Fernando Botero hizo sus primeras incursiones en el campo escultórico con obras como Cabeza de obispo, figura que, hecha en pasta de aserrín y con ojos de vidrio, tenía claras reminiscencias de la imaginería colonial barroca. A partir de 1975, en Pietrasanta, se dedicaría a la escultura con entusiasmo: "Parecía como si todo ese universo de figuras monumentales que fue desarrollando en la pintura -escribe Escallón- hubieran encontrado total eco en la tridimensionalidad. Hoy en día, la una alimenta a la otra. Gran parte de la riqueza imaginativa viene de la pintura, que le da ideas, soluciones, posibilidades... Botero desarticula la estructura pictórica para sintetizar la forma en una unidad escultórica".
Dawe (jueves, 12 julio 2012 11:35)
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